lunes, 29 de diciembre de 2008

Intervención del Neurosiquiátrico es de cortesía

ABC digital
Sábado, 5 de julio


INTERVENTORES DESIGNADOS NO SON DEL AREA DE SALUD MENTAL
La intervención sería para blanquear a directora, afirman

El ministro de Salud, Oscar Martínez, designó para la intervención del Neurosiquiátrico a personas que no están vinculadas al área de la salud mental. Según
facultativos consultados por ABC Color, la resolución solo tendría la finalidad de “blanquear” a la directora del hospital, Nora Gómez. Los médicos César
González y Silvio Ortega no son siquiatras.

Dr. César González

La intervención comenzó en el Neurosiquiátrico. El coordinador general es el Dr. César González, el segundo es el Dr. Silvio Ortega Rolón –ambos no ejercen
la siquiatría–, Elvio Ruiz Díaz tiene que controlar el área administrativa, Beatriz González, enfermería; Luciano Flor, el área jurídica; María Oliva Sanabria,
auditoría, y Luis Benítez, para recursos humanos.

Son funcionarios del Ministerio de Salud, personas de confianza del ministro Oscar Martínez.

Trabajarán para hacer constar la medicación de los pacientes, ver la cantidad de médicos que necesita el hospital para la cantidad de pacientes, el área
de recursos humanos y enfermería.

La intervención es integral e incluye revisar todo lo que hace a la ejecución presupuestaria, compras que se hayan realizado, la nutrición de los pacientes,
cocina y almacén. Verificarán si los insumos y alimentos son adecuados para la cantidad de pacientes y si reúnen la calidad exigida.

Una intervención de cordialidad

A pesar de las intervenciones hechas en el Neurosiquiátrico, nada ha cambiado hasta hoy. Las quejas que hay del hospital están en la misma línea que hace
cinco años. En diciembre del 2003 vinieron las medidas cautelares contra el Estado paraguayo por parte de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos
(CIDH). El presidente Nicanor Duarte Frutos, a raíz de ello, ordenó una intervención en enero de 2004.

El ministro había manifestado que las denuncias son malintencionadas y que ese pedido de intervención viene de la misma directora, Nora Gómez.

Ayer comenzaron las tareas de intervención junto a Gómez y su personal de confianza, en un ambiente de cordialidad.

El equipo de intervención se instaló en horas de la mañana, durante una reunión con el equipo encabezado aún por Gómez.

La dirección del hospital queda a cargo de la comisión interventora desde el punto de vista legal.

“Nosotros asumimos la dirección de este hospital y la administración está a cargo del Lic. Elvio Ruiz Díaz; la firma de documentos queda a cargo nuestro,
pero el resto del hospital –médicos, personal de apoyo, auxiliar de enfermería, personal de cocina y de limpieza– sigue trabajando normalmente”, recalcó
César González.

Añadió que en el equipo no hay ningún profesional del grupo que responde a la futura ministra, Esperanza Martínez.

“Este equipo ha constituido el señor ministro, es decisión plena y absoluta de él. No hay nadie del equipo de la Alianza. Somos todos funcionarios del
Ministerio de Salud. Nuestra presencia es ver todo lo que hace al funcionamiento hospitalario en general. Hay denuncias aparentemente de violaciones, denuncias
de muertes, problemas con pacientes procesados. La cantina terapéutica veremos si es una cantina tercerizada y si funciona con recursos presupuestarios”
, dijo González.

El coordinador de la intervención dijo que se trata de un equipo multidisciplinario y que aparentemente hay debilidades en distintas áreas, entonces van
a ver si pueden corregir. “Vamos a revisar todo lo que hace a protocolo de atención y si se cumplen o no”.

Relación de parentesco

Según nos informaron, Nora Gómez mantiene una relación estrecha con el ministro de Salud, Oscar Martínez. El esposo de la directora intervenida, Isaías
Fretes, mantiene amistad de años con el ministro.

ABC Color consultó con varios profesionales en el área de salud mental, quienes prefirieron el anonimato, pero manifestaron que la intervención es una
maniobra para “tratar de calmar las aguas”, tras notas publicadas en ABC Color y que denuncian violación de los derechos humanos de los pacientes y varias
irregularidades, hasta homicidios, que se cometieron durante la gestión de Gómez.

Dicen que tratan de “blanquear” su gestión administrativa y demostrar otra cosa.

clopez@abc.com.py

Cinthia López

Segunda nota:

VIOLAN DERECHOS HUMANOS
Los manicomios son un asilo de enfermos mentales

El siquiatra José Vera comentó que hace algunos años, en el hospital Neurosiquiátrico el tratamiento con electroshock se realizaba en una sala que estaba
dividida por una reja. De un lado de la reja, estaba la camilla donde se realizaban los electroshocks sin anestesia, y los pacientes quedaban inconscientes
convulsionando en el suelo, luego de la aplicación.

Dr. José Vera

Detrás de la reja estaban los pacientes esperando turno para ser sometidos al tratamiento, horrorizados ante tan macabro espectáculo. Un día se vio correr
sangre bajo la reja. La causa era que un paciente había “degollado a mano” a una paciente. Ambos esperaban turno para el electroshock.

En una época, cuando se tenía que realizar un tratamiento de electroshock, era común que se pidiera a algún paciente que fuera a buscarlo. Un día un paciente
fue a pedir el aparato a la persona que se encargaba de guardarlo y lo tiró a un pozo. Durante casi un año, no se pudo realizar más el tratamiento por
falta del aparato.

Este tratamiento se sigue practicando en el hospital, pero bajo un estricto diagnóstico, solo en algunos pacientes que no responden a la medicación bajo
una buena anestesia. Ya no es más como hace algunos años.

Otra cosa terrible era el “corralón”, un lugar amurallado sin techo. Pacientes desnudos o vestidos con ropas grotescas y harapos, descompensados, sucios,
pasaban las horas, días, meses, años, décadas, en dicho lugar. No importaba el sol, la lluvia o el frío. Los alimentos se les arrojaban como animales.
De los servicios sanitarios, mejor ni hablar, porque no existían. Muchas veces, los pacientes amanecían muertos.

José Vera dice que el hospital siquiátrico, ha sido y es, una institución que no ha dado nunca resultados positivos en ninguna parte del mundo, para el
tratamiento de las enfermedades mentales, de las cuales se ocupa la psiquiatría. “Cuando me refiero a los hospitales siquiátricos, no estoy hablando sobre
el Hospital Neurosiquiátrico de nuestro país, sino en general a los de cualquier parte del mundo. Todos tienen las mismas características, se dispongan
o no de recursos económicos”, recalcó.

–¿Por qué este fracaso? Porque, si hablamos estrictamente, por ser depositario de muchos problemas sociales en la realidad, no es un hospital, sino un
asilo. Y debido al tipo de población que contiene, en realidad es un manicomio.

Nuestro hospital siquiátrico, anteriormente, se llamó manicomio nacional, y también hospital de alienados. Pero por más que se ponga el nombre que sea
–como dijo un especialista consultor extranjero, que alguna vez vino a ayudarnos– “es lo más parecido que vi que coincide con la definición de manicomio”.

Al final, en lo económico resulta, que se convierte en un saco sin fondo, al que nunca alcanzan los recursos. Por otro lado, a pesar de todo lo moderno
y confortable que se intente hacer, en cuanto a la infraestructura, siempre tienen sus lugares sucios, desordenados, con malas instalaciones, en donde
las mismas no funcionan.

–¿En qué se convierten los manicomios?

–En lugares de violación de los derechos humanos de los enfermos mentales. No debemos olvidar que solamente los Estados son los que violan los derechos
humanos. Las transgresiones de personas o instituciones no estatales pueden constituir faltas, delitos o crímenes, pero no violación de los derechos humanos.


–¿Qué es lo que se observa además en los habitantes de los manicomios?

–Personas aisladas de lo social, vestidas con ropas inadecuadas, sucias, largas o cortas, pero que nunca quedan bien. Personas sin historias, muertas en
vida, porque fueron arrancadas del mundo. Ahí en el manicomio lo único que sirve para pasar el tiempo es el cigarrillo o el cigarro, o no se dieron cuenta
que cuando vamos a un manicomio, los pacientes nos piden dinero para el cigarrillo. En Paraguay, se suma a todo esto también el tereré. Las comidas son
inadecuadas, en general. De vez en cuando se corrige, pero siempre tiende a volver a la anormalidad. Y si vemos las habitaciones, el mobiliario, la ropa
de cama, siempre suelen tener deficiencias. Algo peculiar de los manicomios es el olor, es una mezcla de aromas de grasa rancia, orina, sudor y otros.

Tercera nota:

¿Por qué no designan profesionales de salud mental?

Según declaraciones de profesionales en el área de la salud mental, lo correcto hubiese sido que el saliente ministro de Salud, Oscar Martínez, si realmente
busca una intervención transparente, debería otorgar esta responsabilidad al nuevo equipo de trabajo de la futura ministra Esperanza Martínez.

O por lo menos, dentro de su equipo de intervención debería estar un experto en siquiatría que tenga conocimiento de los diagnósticos y tratamientos, más
allá del modelo de la atención a la salud mental en nuestro país.

Debería estar integrado por un administrativo que evalúe el manejo con experiencia de cómo deben funcionar instituciones especialidadas de estas características,
una o un enfermero siquiátrico que tenga amplio conocimiento en el manejo de los medicamentos.

En materia de recursos humanos, lo ideal sería un representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Paraguay, quienes son personas que
tienen preparación y saben de los derechos humanos de los pacientes con discapacidad y certifique en el campo de salud mental, explicaron.

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